
Desde la parte frontal del estadio Tételo Vargas mi trayecto se sitúa en la calle que cruza frente al Tribunal y luego me inserto en la María Trinidad Sánchez hasta el semáforo del Guaraguao, tomo la Presidente Henríquez y hasta ahí todo iba bien.
Avanzo, loco por salir del entorno, porque el bullicio y lo que veo me dice claramente que los ciudadanos y el comercio han tomado la ciudad sin que nadie les haga saber que los Espacios Públicos son del uso colectivo y no de dos o tres en particular.
En la acera, frente al parquecito, llegando al cometa, encuentro un hermoso e imprudente evento, un joven de unos 15 anos sentado en la maquina de lavar vehículos, en el medio, y con la misma toda llena de agua chateando sin importar que constituye un obstáculo para que el transeúnte no tenga que lanzarse a la calle, pido permiso y avanzo.
Sigo en la calle Sanchez casi llegando a Gonzauto, tres jóvenes sentados en la acera, uno en el mismo medio que me alcanza a ver y sin importar que voy a cruzar por ahí se queda en el mismo sitito donde esta, le pido permiso con mucho carácter, uno sonriente se quita el otro me observa en tono amenazante mientras yo noto su actitud.
Lugo voy llegando al Tribunal de Menores y justo al frente de esa entidad en el colmado de la intersección Sanchez con Elias Camarena, dos menores sentados uno con las piernas cruzadas en medio de la acera me enfrenta de manera graciosa y me pregunta que si voy a cruzar por donde el esta, que si no puedo cruzar por otro lado y le contesto que si que voy a cruzar por donde me corresponde.
Mas adelante doblo en la Eusebio Payano y al llegar al antiguo colmado de Lin, en la Luis A. Bermúdez, dos mesas de domino que cubren toda la acera.
Es evidente que estamos frente a un desorden apoyado por la indiferencia de un Ayuntamiento que hace de todo menos enfrentar el caos que implica la desaparición de todo tipo de convivencia ordenada.
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